Juana Elguezabal Leguinazabal vivió en Cáceres entre 1858 y 1912. “Fue una mujer adelantada a su tiempo”
En el año 1.885 creo en Cáceres el TEATRO VARIEDADES, en calle Nidos, donde enseñó a leer a obreros, usó por primera vez el cinematógrafo o celebró mitines. Tras su demolición en 1914, en este solar se construyeron las escuelas de VICENTE MARRÓN (hoy nº 6 de Margallo) por deseo de su dueña con el fin de dar educación a las clases menos pudientes.
El Teatro Variedades fue producto de la inquietud cultural de una gran mujer decidida, emprendedora y sobre todo valiente. Más aún en aquellos duros y, probablemente, muy aburridos tiempos.
Por ello Juana Elguezabal, una señalada luchadora, se propuso alzar un Teatro para la cultura y para la diversión, con el objetivo, entre otros de ir de la mano de los tiempos y que supuso una bocanada de aire fresco. También para enseñar a leer a los obreros.
Juana Elguezabal llegó desde el País Vasco, se encontró con una ciudad de señaladas carencias y lagunas en materia, sobre todo, de cultura y se puso manos a la obra. Lo que en aquellos tiempos supuso, con toda seguridad, una hazaña heroica. Y, más aún, si se trataba de abrir un hueco de relieve en la estructura social cacereña. Hueco que abrió, para figurar en la historia, a base de coraje, de pundonor y de un ínclito esfuerzo.
Cáceres apenas contaba con catorce mil almas, una tipología de estructura social conservadora acorde con los tiempos, y donde la actividad de la mujer poco o nada sobresalía más allá de la entrega al hogar.
Pero Juana Elguezabal no se arredró y se impuso, desde su gran talla humana, luchar por la revitalización cultural. Algo que hoy no es solo para aplaudir, sino de homenaje, si somos capaces de mirar con perspectiva y dimensión humana a aquellos comprometidos tiempos y con la tipología del clasicismo alrededor del papel de la mujer comúnmente hablando.
Pero Juana Elguezabal fue diferente, aperturista inquieta, humanista, dio paso a un gigantesco escenario por donde comenzaron a pasar compañías de artistas ambulantes con sus dramas y sainetes, con sus escenificaciones, con sus acrobacias y magias circenses, emulando al viejo y siempre entrañable Circo Price de Madrid.
Y, mientras, iba introduciendo en la ciudad una aureola de modernidad, de liberalismo, de progreso, de avance social, poco o nada reconocido por casi nadie.
Pero logró alzar un Teatro emblemático en el Cáceres de aquellos tiempos y que hasta le provocó serios disgustos. Porque otros se empeñaban en querer cerrar la puerta a las Variedades o Varietés que era sinónimo de pecado mortal, como señala acertadamente Fernando Jiménez Berrocal.
Tan es así que en 1899 llegó a publicarse una carta en un periódico de Cáceres, firmada por un cura cacereño, y que denomina al Teatro Variedades como “foco de corrupción e inmoralidad donde se representan funciones condenadas por la iglesia”

Y mientras los restos de Juana Elguezabal reposan para siempre en el cementerio cacereño, el año 2010 el Ayuntamiento de Cáceres creó el Premio Juanita Elguezabal en el Dia Internacional de la Mujer, aunque el nombre de la misma, lamentablemente, figure en las páginas del olvido, cuando se dejó su vida por la defensa de la cultura y la reivindicación, con su ejemplo, del papel de la mujer.

Fuentes:
Fernando Jimenez Berrocal y Juan de la Cruz

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