María Teresa Muñoz Quesada, la última residente de este singular rincón del casco viejo, se marcha después de 30 años.
Es uno de esos rincones que sorprende por inesperado. En la Ciudad Monumental, a pocos metros de la ermita de San Antonio y el Arco del Cristo, en pleno barrio judío, se abre el callejón del Moral. Un pasillo estrecho se asoma a una especie de plazuela con aire decadente donde la mayoría de las viviendas parecen abandonadas. Hace un año el Consorcio Cáceres Ciudad Histórica puso de actualidad este enclave al llevar a cabo una obra de mejora valorada en 20.800 euros.
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